Cómo no necesitarte
si eres la urna donde atesoro
lo mejor de mi alma,
refugio donde la melancolía muere.
Me concedes, mujer,
el milagro de amarte
apagando los infiernos pasados.
Cómo no necesitarte
cuando el oasis de tus besos
nace en medio de mi antigua soledad
inventando un paraiso
donde el amor no se mendiga.
Haz entonces,
que esta necesidad de tí
me haga sentir que la vida es muy corta
para este amor que siento.

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